💡 Si en los posts anteriores hablábamos de empezar a hacer espacio a lo que es un si y a lo que queremos para nosotros, en este hablamos de algo que está muy relacionado: SOLTAR y dejar ir lo que es un no. Este post forma parte de un artículo donde aúno 20 aprendizajes y herramientas clave que me ayudaron a vivir una vida más armónica y en flow. Si quieres profundizar puedes ver más AQUÍ.
Uno de los grandes aprendizajes de vida ha sido SOLTAR.
Soltando hacemos espacio.
Decimos adiós a lo que ya no es. Reafirmas lo que si es.
Nos hacemos más libres, más ligeros. Cerramos capítulos para poder abrir otros en toda su expansión. Es aceptar los finales, agradecer lo que trajo esa experiencia, seguir avanzando.
Soltar no es sencillo, crea muchas resistencias.
Venimos de una sociedad donde estamos muy desconectados de los ciclos naturales, donde los finales no se viven bien. Donde el «para siempre» y «toda la vida» han hecho mella (tanto en las relaciones como en las profesiones), y donde si esto no es así puede vivirse como un fracaso.
Y aunque es cierto que vivimos en un momento en que esto está cambiando, hemos sido educados bajo ese prisma. Está incrustado en nuestro cerebelo y sigue dirigiendo nuestras acciones y pensamientos.
Como dijo un profesor mío en psicología, y que recordaré siempre, la educación que recibimos y el momento actual que vivimos nos hace vivir en continuo conflicto, ¡es un choque de trenes!.
Empezar a SOLTAR y dejar ir es un proceso que puede practicarse de diversas formas y hoy vengo a contarte algunas con las que yo me topé y experimenté para empezar a trabajarlo. Espero que te inspiren y que puedas ponerlas en práctica cuando sientas que es necesario.
No tengas prisa.
Suelta cuando estés preparado.
3 FORMAS DE PRACTICAR EL DESAPEGO
MINIMALISMO - (vivir más conscientes y ligeros)
El minimalismo es una filosofía de vida que, básicamente, te ayuda a vivir más simple, más ligero y de forma más conectada a ti. Es hacerte preguntas para vivir realmente con las cosas que te APORTAN VALOR y son importantes para ti, es conocerte mejor.
Algo mal entendido del minimalismo es que no se trata de tener un número muy reducido de bienes. No es restar y eliminar porque si, si no de hacerse una serie de reflexiones sobre quienes somos y que es lo que realmente nos importa y aporta para comprender que es significante para nosotros.
Y eso es lo bonito, que para cada persona es diferente.
Por ejemplo, para alguien que le encante cocinar puede que tenga muchos utensilios y electrodomésticos en su cocina, por el contrario, otra persona puede apañarse y cocinar con los utensilios básicos. Los dos pueden ser minimalistas. Se trata de tener claras y presentes cuales son tus prioridades. En este caso la cocina seria un valor fundamental para el primero, para la segunda persona no lo es.
Por otro lado, cuantas más cosas tenemos, más facilidad para el desorden y el caos.
Demasiadas cosas es añadirle más ruido a tu vida (físico y mental). Menos donde elegir es también menos desgaste mental y menos pérdida de tiempo en buscar las cosas.
Con menos, somos más efectivos.
El psicólogo Roy F. Baumeister, fue el primero en hablar del término «fatiga de decisión», y comentó lo siguiente:
«No podrás tomar decisión tras decisión sin pagar un cierto precio por ello. Tu energia mental baja cuantas más decisiones tomes durante el día. Cada vez la siguiente se hará más complicada y el cerebro buscará atajos. Elegir menos veces, es conservar mas tu energía para lo realmente necesario”.
Por eso Obama, Steve Jobs, Mark Zukerberg vestían siempre igual. Personas con tanto nivel de responsabilidad se quitaban de encima decisiones triviales como elegir su ropa para tener su energía enfocada en lo que realmente importaba.
Cada microdecisión va restando a tu barrita de energía.
El minimalismo no solamente es un desapego en el entorno material, en deshacerte de los excesos y lo que no te aporta o te define. Es también un desapego de actividades, tareas y de relaciones que no te suman. Practicar el minimalismo le ofrece ese espacio de paz a tu cabeza, a tu entorno físico, a tu vida emocional y a tu vida en general.
Empezar con el MINIMALISMO es una forma amable de iniciar el desapego (material y emocional).
Es un proceso bonito y gradual que se va sintiendo y que no se siente forzado. A tu ritmo y sin prisa, eliminas el exceso y te quedas con lo esencial.
👉🏻 Si te interesa el tema del minimalismo y quieres profundizar
The Minimalists
Joshua Fields y Ryan Nicodemus eran personas con grandes cargos directivos, mucho dinero y bienes materiales en sus vidas pero que se sentían tremendamente insatisfechos. Empezar a soltar y ELEGIR quedarse con lo que les daba valor les permitió aligerar su vida y vivir más felices. Su vida cambió drásticamente y empezaron a contarlo en un BLOG, que ahora es tremendamente popular. Son los “capos” del minimalismo (contenido en inglés).
También puedes ver sus documentales «Less is now» y «Minimalism» .
2. SALTAR A TIEMPO (cerrar capítulos)
Aceptar y saber cerrar etapas.
Cuando nos empeñamos en aferrarnos a cosas que ya no son o que se acabaron (cuando nos peleamos con la realidad, con lo que es), es cuando nos topamos con el sufrimiento. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.
Querer seguir llevando los mismos zapatos que teníamos y que ya no nos quedan, solo nos va a provocar rozaduras y dolor. Si del mismo modo que observamos eso y cuando unos zapatos se nos hacen pequeños vamos en busca de otros que nos acomoden, ¿porque no verlo así en nuestras vidas?. Que no todo es para siempre, que hay etapas y experiencias que simplemente tienen un momento y se acaban. Que toca despedirse. Somos seres que evolucionan. Cambiamos. Estamos en proceso de crecimiento continuo.
Lo que hoy sirve, mañana no tiene porque.
Seguimos en sitios que no son básicamente por 3 motivos:
- Costumbrismo
- Miedo a lo desconocido (¿te suena quedarse en la zona de confort?)
- Tiempo invertido
Los tres bastante peligrosos si dejamos que dictaminen en última instancia nuestras acciones.
✨ ejemplo clásico de TIEMPO invertido
Estudias una carrera y una vez dentro te das cuenta que realmente no es lo tuyo. Que no vas a querer ejercer de eso, pero ya que estas en tercero te dices (o te dicen):
“Bueno, un par de años más y lo acabo, al menos así tendré el titulo. Si lo abandono no habré conseguido nada”.
Sin embargo seguir ahí no son 3 años perdidos, ¡serán 5! (o más en función de lo que te cueste aprobar) solo para tener un título colgado en una pared que, ¡ojo! no va a servirte. En realidad es una trampa mental, sigues perdiendo el tiempo. Esto es un sesgo cognitivo y se le conoce como «sesgo del coste hundido». Fueron los psicólogos Daniel Kahneman y Amos Tversky quienes ya hablaron de esto con diferentes estudios que hicieron en la década de los ’70 sobre la toma de decisiones.
Y esto pasa con muchas otras cosas.
Desde cosas tan irrisorias y triviales como seguir leyendo un libro o viendo una peli que no te gusta porque ya vas por la mitad, a otras más trascendentales como continuar en una relación que hace aguas o seguir adelante con un negocio que no funciona.
Cuando hemos invertido mucho tiempo y esfuerzo en algo, le seguimos dando porque «tiene que funcionar». Y, a veces, simplemente es un NO.
Pero claro, salirse de ahí se siente como un FRACASO.
Es más fácil seguir adelante que “asumir el error”.
Sin embargo, yo siento (y puede que estés conmigo) que FRACASO es seguir haciendo algo que no quieres. Fracaso es seguir en un lugar que no es. Fracaso es recorrer un camino que no es tuyo.
¿Hacia donde me conduce seguir haciendo lo que hago?
¿Me sirve seguir invirtiendo tiempo, esfuerzo y dinero pintando la pared equivocada?
3. SOLTAR LASTRE (gratitud - perdón)
Se dice que donde pones tu atención hay energía.
Cuando esto está usado para bien, una energía enfocada en conseguir tus metas y propósitos es una energía bien dirigida. Una energía expansiva (y eso es genial).
Sin embargo, si tu energía está dispersa en pensamientos intrusivos: si sigues pensando en aquella conversación, en aquel conflicto, si sigues pensando en tu ex, si sigues anclado en aquella etapa que ya no existe… ni has soltado a tu ex, ni aquella conversación, ni aquel conflicto, ni aquella etapa…
SIGUES ALLÍ
Y tener tu energía estancada en ese lugar no te permite tenerla disponible para otros espacios.
Como comentábamos en el punto anterior, esto puede ser porque no estemos dejando ir cosas que aún no hemos aceptado y seguimos aferrados a ellas, o porque nos sentimos heridos. Tal vez hubieron situaciones y personas que sentimos nos hicieron daño y seguimos enfadados o con resentimiento. Si ha pasado tiempo y seguimos enganchados a esa emoción y pensamientos esta energía puede consumirnos, literalmente.
Si piensas en tu ex, ¿quien está aquí viviendo tu vida?
Para transmutar y cortar con esto contamos con la GRATITUD en el primer de los casos (hablaremos de esto en el próximo post), y del PERDON en el segundo.
Perdonar es una elección, podemos decidir hacerlo o no.
Perdonar es estar en paz. Es dejar atrás resentimiento, ira, cargas pesadas. Es dejar ir.
Perdonar no significa olvidar o justificar el daño que te han hecho o que sentiste. Tampoco reconciliarte con la persona que te lo causó. Perdonar trae un tipo de paz que te permite enfocarte en ti mismo y continuar con tu vida.
El beneficio del perdón es la LIBERACIÓN, y es para tí.
No liberamos al otro, nos liberamos a nosotros mismos del resentimiento, de “hacer presente” continuamente el pasado, de revivirlo una y otra vez.
Perdonar AYUDA A SANAR.
Y a veces el perdón no es solo hacia otra persona…
A veces a quien hay que perdonarse es a uno mismo (de este perdón no se habla tanto, pero también muy necesario).
Estas 3 practicas: minimalismo, aceptar y cerrar a tiempo los capítulos, y soltar lastres nos ayudan al desapego y a avanzar en la vida desde nuestro centro, sin mochilas pesadas. ¿Practicas alguna de ellas?. ¡Te leo!
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